![](https://i0.wp.com/queretaronetwork.tv/wp-content/uploads/2022/08/SAULINDIGENTE.jpg?fit=768%2C479&ssl=1)
Saúl tiene cuatro meses viviendo en Querétaro debajo de un puente en el río de Avenida Universidad. Con 25 años decidió buscar alguna oportunidad de trabajo, proveniente de San Luis Potosí y dejando a su familia con quienes mantiene contacto y le piden que regrese, sin saber que no cuenta con un lugar para dormir y que su único refugio es este sitio, en la esquina con Avenida Tecnológico.
“Llegué hace cuatro meses y ya pienso moverme pronto a mi tierra, porque está canijillo agarrar jale, y luego a uno le gusta el desmadre y todo eso”, relató Saúl acostado sobre un par de cobijas y abajo de un árbol en la infraestructura que rodea a ese río repleto de basura. A unos metros hay un puente, donde otras personas yacen acostadas entre bolsas negras llenas de maleza.
Sus piernas lucen hematomas; la mano izquierda envuelta con una venda con sangre, debido a que se le atoró la mano en el cofre de un automóvil; los ojos rojos producto de un derrame ocular por algún golpe y con la mano derecha, repleta de grasa, sostiene un cigarro que disfruta en la sombra de ese árbol, donde dice pasar el día, luego de generar algunos centavos.
“La gente en Querétaro es chida. A veces voy con unos camaradas y luego tienen una casa abandonada y nada más ponemos unos inciensos, todo el pedo, y con eso la hacemos. Yo me quedo aquí en el río bastantes veces, casi siempre. Cuando me agarra la noche solo agarro mi cobija y me quedo bien a gusto”, mencionó con una sonrisa en el rostro, quien parece no tener preocupaciones.
La marginación extrema y la indiferencia social caracterizan la vida en la calle. Una situación lacerante ligada a diversos factores como la falta de empleo, hambre, adicción a las drogas, violencia intrafamiliar por las que muchos huyen o problemas psicológicos graves, son algunas respuestas.